La producción mundial de envases de plástico alcanza la impresionante cifra de 78 millones de toneladas al año. Sin embargo, sólo el 14% de estos envases se recicla tras su uso, mientras que otro 14% se utiliza para generar energía mediante incineración.

 

Sorprendentemente, el 40% de los envases de plástico terminan en vertederos, donde se descomponen lentamente a lo largo de décadas. Lo que es particularmente preocupante es que el 32% ingresa al medio ambiente sin control, lo que genera una contaminación microplástica generalizada y ejerce una presión significativa sobre los ecosistemas.

Un análisis de las fuentes de desechos plásticos marinos muestra que la región de Asia y el Pacífico es la que más contribuye a la contaminación, con un 80%. Le sigue África con un 8%, mientras que América del Sur contribuye con un 5,5% y América del Norte con un 4,5%. Europa, por otro lado, sólo aporta una pequeña proporción de la carga contaminante total, menos del 1%.

 

Estas cifras alarmantes resaltan la necesidad urgente de soluciones innovadoras para eliminar los desechos plásticos de los océanos y la tierra y prevenir futuros daños ambientales.